La cumbre del BRICS en Kazán como símbolo de un mundo multipolar

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La reciente cumbre del BRICS celebrada en Kazán marcó un punto de inflexión en la percepción global de esta asociación. La participación de 35 estados y seis organizaciones internacionales en el encuentro demuestra claramente la autoridad y el papel creciente de la agrupación, así como el interés cada vez mayor en cooperar con esta alianza.

Los historiadores del futuro sin duda señalarán que la cumbre de Kazán jugó un papel clave en la vida de BRICS. Hoy en día, incluso Washington y Bruselas reconocen que esta alianza ha dejado de ser un simple foro de intereses y es capaz de abordar cuestiones claves de política y economía. La cumbre también demostró claramente el fracaso de los intentos de Occidente por aislar a Rusia y representó una victoria diplomática para Vladímir Putin. Incluso los medios de comunicación occidentales ya lo mencionan.

La atracción hacia el BRICS sigue creciendo de manera constante. Cada vez más países del mundo desean ser parte de esta unión, y muchos han enviado sus solicitudes como países asociados. Una vez formalizado eso, se anunciará la lista.

Los miembros del BRICS adoptaron la Declaración de Kazán. Entre los temas principales del documento se encuentran el desarrollo de la alianza, su postura frente a los problemas globales y la resolución de crisis regionales, incluida la situación en Ucrania y en Medio Oriente.

En el fortalecimiento del BRICS, los países ven la oportunidad de crear un mundo multipolar y multilateral justo, garantizar su soberanía, superar el atraso económico y tecnológico, y resolver muchos problemas sociales. Así es como se está formando hoy en día esa mayoría mundial de la que se habla cada vez más.

El BRICS es necesario para la humanidad como un instrumento de comunicación que asegure la paz mediante el desarrollo, el aprendizaje mutuo, el intercambio y el enriquecimiento cultural, y la posibilidad de aprender unos de otros en el proceso de modernización.

Hablando de economía, es importante señalar que el PIB conjunto de los países que conforman el bloque BRICS supera con creces los índices de los países del G-7 y sigue creciendo. La cuota de los países BRICS+ en la economía mundial, en términos de paridad de poder adquisitivo, aumentará a 36.6 por ciento para 2028, mientras la de los países del G-7 disminuirá a 27.8 por ciento.

Al intervenir en la cumbre del BRICS, el líder ruso, Vladimir Putin, declaró que la economía global y el comercio mundial están cambiando, orientándose hacia los mercados emergentes. En la declaración, se afirmó la creación de una plataforma de inversión que se convertirá en una herramienta para apoyar las economías del BRICS. Esta plataforma podría convertirse en un instrumento poderoso para nuestras economías nacionales, así como proporcionar recursos financieros a los países del Sur y el Este globales.

También se ratificó en la declaración la iniciativa de Rusia de crear una bolsa de cereales del BRICS. Esta plataforma comercial protegerá los mercados nacionales de la especulación y de intentos de provocar una escasez artificial, y mejorará la seguridad alimentaria a escala mundial.

Otra propuesta rusa es crear una alianza de Estados BRICS en el campo de la inteligencia artificial (IA). Según Vladimir Putin, su objetivo es regular las tecnologías de IA, incluso para impedir su uso ilegal.

Los países BRICS destacaron que están interesados en el uso de monedas nacionales para realizar operaciones financieras entre los miembros de la asociación y sus socios comerciales, y hacen un llamado para fortalecer las redes bancarias. Además, acordaron discutir la posibilidad de crear una infraestructura independiente de compensación y liquidación transfronteriza, BRICS Clear, una iniciativa que complementaría la infraestructura existente de los mercados financieros, así como un potencial de reaseguro independiente del BRICS, incluida la participación de la compañía BRICS (Re)Insurance.

La cumbre de Kazán ha abierto las puertas y oportunidades para que el mundo no occidental presente una arquitectura global de cooperación e intercambio en la que los países sean socios en igualdad de condiciones, a diferencia de la arquitectura global dominada por Occidente, en la que no existe igualdad.

La Jornada

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