Las indígenas, ante barreras de género, etnicidad y clase

Cerca de la mitad de las indígenas que habitan en América Latina y el Caribe residen en áreas urbanas, donde se insertan sobre todo en el comercio informal, el trabajo doméstico y el autoempleo, con acceso limitado a la protección social, señaló ONU Mujeres con base en datos de la Organización Internacional del Trabajo.
En el Día Internacional de la Mujer Indígena, conmemorado ayer, el organismo de Naciones Unidas detalló que casi una de cada tres de ellas trabaja sin remuneración en negocios familiares y sólo 29 por ciento tiene acceso a un empleo asalariado, conforme a cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Asimismo, sus ingresos representan en promedio apenas 26 por ciento de los de las no indígenas, lo que evidencia una brecha de discriminación estructural en múltiples escalas.
Estas cifras, precisó ONU Mujeres, reflejan una “realidad de desigualdad interseccional: ser mujer e indígena significa enfrentar barreras superpuestas de género, etnicidad y clase”.
ONU Mujeres resaltó el papel fundamental que las indígenas desempeñan en el cuidado y defensa del medio ambiente, la conservación de la biodiversidad y la transmisión del conocimiento ancestral, la identidad cultural y el mantenimiento de las lenguas originarias de generación en generación.
Ante las crisis de los cuidados y la climática, las cuales están profundamente entrelazadas, exigió reconocer los derechos y las voces de las mujeres indígenas como cuidadoras de la vida, guardianas de la biodiversidad y protagonistas en la protección del planeta.
El Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas destacó que el papel de las integrantes de los pueblos originarios en la historia del país ha sido fundamental. Añadió que aun con los desafíos que enfrenta este sector, “ellas continúan siendo pilares de sus comunidades”, por lo que “este día es un recordatorio de su poder, de su voz, que exige ser escuchada, y de su contribución invaluable a la construcción de un país más justo e inclusivo”.
La Jornada